viernes, 11 de noviembre de 2011

“Cuando se habla de nuestra actividad cognoscitiva o teorética se define muy justamente como la operación que va desde la conciencia de un problema al logro de la solución. Lo malo es que se tiende a no considerar como importante en esa operación sino su última parte, el tratamiento y solución del problema. En mi entender, esto es un error… porque se olvida que al ser la actividad teorética una operación y marcha de la conciencia de un problema a su solución, lo primero que es, es precisamente la conciencia del problema. ¿Por qué se deja esto como detalle insignificante? ¿Por qué parece natural y no de urgente meditación que el hombre tenga problemas? (…) El error padecido en este modo de entender la actividad teórica por el cabo de su solución y no por su cabo inicial que es el problema, se origina en un desconocimiento de la maravilla de que para el hombre existan problemas.”

J. ORTEGA Y GASSET, ¿Qué es filosofía?

¿una maravilla que para el hombre existan problemas?
Por si no tuviéramos bastante con lo que somos y tenemos; aunque quizás buena parte de lo que somos y tenemos son precisamente los problemas.

Pero es que además dicen algunos que...

Pudiera ser que alguien tuviera un problema y no lo supiera, que no lo hubiera advertido;
y eso, sin embargo, no significaría que el problema no exista.

Otros, incluso, dicen que en el caso anterior, en realidad ese alguien tendría dos problemas: el problema original y el de no ser consciente de él.

Pero es que además dicen algunos otros que...

Basta con que uno considere que tiene un problema para que efectivamente lo tenga.

Con lo que resulta que se tienen problemas porque no se advierte que se tienen problemas y también porque se cree que se tienen problemas.

Y, para colmo, otros dicen que no solo son inevitables los problemas, sino que además necesarios, y bien pudieran ser que convenientes.

En fin, que un lío; otro más.
Y encima ¿eso es una maravilla?