sábado, 15 de febrero de 2025

EL MITO DEL NOGAL DE PEDRO

 

EL MITO DEL NOGAL DE PEDRO

Estamos ahora debajo de este frondoso nogal, en el medio del patio. Hermoso y robusto, este nogal debe su esplendor a los mimos y cuidado de Pedro del de filosofía, también conocido como el Barbas. Este profesor, al igual que su idolatrado Sócrates, gusta de conversar con sus alumnos bajo los árboles, y este es uno de sus preferidos.

Y ahora viene el mito: ese árbol de frutos, unas hermosas nueces, redondas, sabrosas, riquísimas nueces. Al abrirlas notamos que, de manera muy especial, su fruto tiene una forma que recuerda extraordinariamente a la forma del cerebro humanos. Mucho más que las nueces de otros nogales. ¿Por qué, os preguntaréis? Muy sencillo, porque Pedro, el filósofo, se ha preocupado y casi obsesionado por fomentar vuestra inteligencia, vuestra capacidad de análisis, vuestro espíritu crítico, esforzándose por haceros personas cabales, más racionales y cerebrales y mucho menos viscerales.

Por eso este árbol era, es y será, el nogal de Pedro.

Este era, más o menos, el relato del mito tal y como se contaba hasta 2023. Ahora le he añadido un epílogo.

Pero habéis de saber que, en el caso de que Pedro alguna vez falleciese, cosa que dudo, en ese improbable caso, su espíritu morará eternamente en este y otros árboles a los que él amó y que lo amaron, al igual que ocurría con las ninfas y los dioses de la mitología griega.

Alfredo Alcahut Utiel

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