¿Y si, después de tantos desvelos, tantos problemas y dificultades, tantos sinsabores, padeceres y amargores, la causa de todos ellos fuera una señora?
Lo que a algunos nos cuesta (en realidad, os cuesta) tres años al menos de duro esfuerzo y trabajo, de innumerables calentamientos -infructuosos en su mayoría- de cabeza, de incesantes y repetidos suspensos; a otros la solución les viene a buscar a su casa.
Nosotros (vosotros, en realidad) peleando duramente por conocer, por saber, por entender qué es eso tan raro, complejo y complicado, y hay a quien vienen a decírselo a casa.
Definitivamente, hay gente con suerte.
Sí; porque un día llaman a la puerta, y cuando no se esperaba a nadie, y allí mismo aparece la FILOSOFÍA, ella misma, en carne y hueso, en persona. Y encima viene a consolar. ¡Qué más se puede pedir!
Pues eso mismo, lo dicho; que hay gente con suerte.
Fue Mattia PRETI, pintor italiano del siglo XVII quien la encarnó de ese modo, en este cuadro, Boecio y la Filosofía.
Aunque como ya sabemos, o deberíamos saber, quizás no sea Boecio una persona tan afortunada, ¿verdad?
Por si acaso, queremos recordar o saber algo más sobre el autor y su situación, anda ya tiempo atrás entre y con nosotros.
Aquí mismo lo podéis ver.
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