domingo, 5 de febrero de 2012

El padre de un genio

Todos sabemos (o, por lo menos, deberíamos saber) quién es Isaac Newton (1642-1727), eminente filósofo, matemático físico teólogo e inventor inglés (otro que no se aburría), más conocido por todos los que solamente sabemos su nombre como "El tonto al que le cayó la manzana al melón y se volvio listo". Pues bien, este tipo supermegahipergigaterapetainteligente persona tuvo un profesor. Y ese profesor, poco conocido por muchos, muy conocido por otros (sobre todo, los de ciencias, aunque luego no tienen ni puñetera idea de quién es y de lo que hizo) es el que nos viene a visitar hoy. Señoras y señores, hombres y hombras (no hay que ser machista) aquí está:

ISAAC BARROW (1630-1677)

Matemático inglés, el primero en ocupar la prestigiosa Cátedra Lucasiana (en la cual estuvo Stephen Hawking), creada en 1663 por el comerciante y parlamentario inglés Henry Lucas (1610-1663) en la Universidad de Cambrige.

Barrow fue profesor de Newton, y en el año 1669 renunció a su cátedra en favor de este.

A Barrow se le debe la frase:

"La Matemática: el inconmovible Fundamento de todas las Ciencias y la generosa Fuente de beneficios para los asuntos humanos"

Este señor nos da que pensar con esa frase. Por cierto alumnos y alumnas de 2º de bachillerato (y de bachillerata, ya que estamos), ¿esto no suena a un tal René Descartes?

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