¿Qué es lo que somos?
Estaba anunciado desde el principio; lo dejamos claro en el mismo comienzo de este invento; lo proclamamos desde el título mismo: navegantes entre dudas, caminantes de incertidumbres y perplejidades; transeúntes, desamanecidos y trasnochados, desbordados por la realidad que, como náufragos, intentan orientarse, seguir a flote, mantenerse.
Y en eso, en esa tarea hercúlea, titánica, ingrata en ocasiones, infructuosa casi siempre, pero que vemos necesaria e imprescindible, estamos ya desde hace algunos meses. Y todo parece indicar que seguiremos, insistiremos obstinadamente .
En ese tiempo hemos ido incorporando a todo desorientado y desnortado que hemos encontrado por el camino, a algún que otro despistado o extraviado y, sí, también a algunos descarriados. A todos aquellos que tienen algo que decir y en qué pensar
Pero ahora, vamos a dar un paso más, ahondamos en el propósito.
A partir de aquí, vamos a seguir hilos y flecos, a andar caminos, a recorrer senderos que han ido surgiendo, que nos hemos ido encontrado. Y lo vamos a hacer sin saber de antemano si conducen a lugar alguno. Bien pudiera ser que no, pero eso no va a ser obstáculo ni freno para que los vayamos andando. Si juicio y saber pudiera ser que nos faltase, de osadía vamos sobrados.
Porque eso sí, perdidos pudiera ser que estemos, que seamos incluso, pero no nos arrugamos y no desfallecemos. Ni nos borramos ni nos bajamos ante dificultades e imprevistos.
Tendremos presente a aquél otro que desde el principio de los tiempos, de los cursos, de todos los tiempos y cursos, nos viene haciendo ver los males de creer saber cuando no se sabe; y no caeremos en ese error de suprema arrogancia.
Abrimos entonces unos PROYECTOS de INVESTIGACIÓN.
Nos embarcamos, ajustamos nuestros calzados.
Llegaremos donde podamos, hasta donde den de sí nuestras fuerzas y nuestros entenderes, quizás a ningún sitio, quizás a callejones sin salida, o a páramos inhóspitos de los que no se puede escapar, o caeremos en cavernas subterráneas, o a cumbres desoladas, o a desiertos o selvas o mares o jardines... No obstante, intentaremos disfrutar del camino (nuestra vocación de caminantes aun sin rumbo así lo exige; necesitamos caminos, no necesariamente brújula) y de todos aquellos que nos quieran acompañar.
Vamos ya; empecemos, vayamos dando los primeros pasos. Y después los segundos ... y los terceros y...