martes, 24 de enero de 2012

Con DESCARTES, un filósofo, y de los buenos, de los grandes, grandes-grandes, encontramos el proceder filosófico y además una verdad, según él, indudable, incuestionable, una verdad absoluta.


Cogito ergo sum


Puesto que para pensar hay que existir, al ser la existencia la condición básica del pensamiento, si se piensa, es claro, evidente, claro y distinto diría el francés, que se existe.




Por supuesto, una verdad y claramente verdadera.


Para Descartes, el origen ideal de la filosofía.




Pero, ¿seguro, seguro, seguro? El supuesto de esa verdad es la imposibilidad de pensar y no existir... y ¿estamos tan seguros de eso?




Alguien viene a desmentirlo por completo.


Alguien excepcional, maravilloso.




Cogito Ergo Sum... Pero ¿IMPOSIBLE PENSAR Y NO EXISTIR?






En realidad ya se nos había puesto sobre aviso; ya se nos había dado a conocer.


Lo teníamos referido en FILrioSOFÍA, en una OBRA MAESTRA, que, efectivamente lo es. Y además hay más.




Y, bueno, y ya que estamos, también DESCARTES aparece en el blog de filosofía, como no podía ser de otra manera.

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