La Atenas del siglo V a. C. es la fascinante capital del mundo.
Allí nos hemos encontrado con Sócrates y Platón, con la democracia y Pericles.
Con este último y su Oración fúnebre hemos descubierto a un enorme orador, capaz de enardecer los ánimos, emocionar hasta la lágrima, calmar la amargura que trae el infortunio.
Allí nos hemos encontrado con Sócrates y Platón, con la democracia y Pericles.
Con este último y su Oración fúnebre hemos descubierto a un enorme orador, capaz de enardecer los ánimos, emocionar hasta la lágrima, calmar la amargura que trae el infortunio.
Pero si de manejo de la palabra hablamos, hay que conocer a quien pasa por ser simplemente el mejor.
Podemos verlo actuar.
En el blog FILrioSOFÍA puedes encontrar el discurso completo, tal y como se ha conservado.